Independencia de Latacunga

Por Cristian R. Molina Quinteros

Es de suma importancia para las nuevas generaciones conocer la historia del territorio en donde hoy habitan, ello con la finalidad de no dejar cabos sueltos en sus actuales interpretaciones y no repetir lo ocurrido en antaño, pero, sobre todo, proyectarse al futuro con el ejemplo de esos grandes hombres y mujeres que han tenido la osadía de enfrentarse al poder saliendo desgastados pero victoriosos, porque al final de día la virtud siempre relumbrará por sobre la deshonestidad. Es por este motivo que el día de hoy rindo un homenaje a mi querida Latacunga en sus 198 años de vida política con estas humildes pero nutridas palabras.

Las ideas de libertad están marcadas por el deseo de autonomía que comenzó el 10 de agosto de 1809 con el Primer Grito de Independencia y terminó el 24 de mayo de 1822 con la Batalla de Pichincha, que se logró llevar a cabo después de la gesta libertaria del 9 de octubre de 1820 en Guayaquil; pues ha sido la base para que el resto de poblaciones comenzaran a idear sus revoluciones basadas en la necesidad de materializar el deseo de libertad que supuso la lucha de los rebeldes contra el ejército invasor. Es así como empiezan en el Asiento de San Vicente Mártir de Latacunga los movimientos independentistas, en donde el éxito de sus patriotas llevó a cabo la tan anhelada idea de libertad; libertad que se consiguió gracias a la valentía de un pueblo levantado en armas, quienes cansados de la injusticia social, establecieron un ejército libertario conformado tanto por pobres como por adinerados, entre ellos Don Fernando Sáenz de Viteri, quien se encarga de enlistar a 57 hombres en Pujilí armados con machetes que el mismo compró a Don José María Contador en una tienda de la localidad; a Don Ramón Páez, quien junto a 28 soldados de los más distinguidos y selectos de San Vicente Mártir estaban encargados de la infantería; a Calixto Pino, Miguel Espinosa, Luis Pérez de Anda, Lizardo Ruiz, Juan José Linares, Vicente Viteri Lomas y numerosos patriotas más. La tropa rebelde era comandada por el prócer de la independencia Don Lizardo Ruiz, quien, repartiendo hojas volantes con ideas independentistas en todo el territorio, logra al fin armar un grupo de latacungueños y latacungueñas valientes, decididos a ponerle fin a la imposición invasora. Todo esto condujo a que se organizara el ataque al cuartel realista que funcionaba en lo que hoy es el convento de Santo Domingo, ataque que fue planeado días antes por los nobles patriotas en la hacienda Tilipulito, de propiedad del Gral. Manuel Matéu y Herrera Marqués de Maenza y ubicada a unos 10 kilómetros al nor-occidente de Latacunga, muy cerca de la hacienda–obraje San Juan Bautista de Tilipulo, que más tarde serviría como base militar de la mitad de la tropa rebelde, pues la hacienda era administrada por Don Manuel Larrea y Jijón, yerno de los Marqueses de Miraflores, quienes también simpatizaban con las ideas libertarias. Es así que la mañana del 11 de noviembre de 1820, todos los planes se pusieron en marcha y la aguerrida tropa salía a buscar la libertad de su pueblo, Calixto Pino y Lizardo Ruíz comandaban el asalto al cuartel realista, mientras tanto Don Feliciano Checa se quedó con las reservas del ejército en Tilipulo. El primer enfrentamiento que tuvieron los jóvenes patriotas fue en la fábrica de pólvora, actual Universidad de las Fuerzas Armadas ESPE, en donde los rebeldes someten al guardia de turno, se apoderan de las armas y avanzan hasta el cuartel que estaba acantonado en el Convento de Santo Domingo en donde se encontraban los soldados realistas. Fue Lizardo Ruíz quien a través de un certero disparo fusila al Cabo José Sarzosa que ese día estaba a cargo de la guardia del cuartel, esto ocasionó enfrentamientos entre ambas partes, siendo el ejército realista desconcentrado y logrando así que la tropa rebelde pueda acercarse cada vez más. El ataque final estaba por llegar, ya que luego de efusivos enfrentamientos, los jóvenes patriotas logran derribar las puertas del convento e ingresar al mismo, en donde Juan José Linares (alias El Bermejo), portero de la fábrica de pólvora, da muerte al Sargento Miguel Morales, quien comandaba el Batallón Los Andes, y la tropa rebelde arremete contra los soldados realistas que pusieron resistencia, mientras que las autoridades invasoras huyeran salvando sus vidas. Para sellar aquel día y tarde como hoy hace 198 años, repicaron las campanas una y otra vez, y todos los habitantes salieron a las calles, a abrazar a los patriotas y festejar su victoria.

Es así como se logra el ansiado anhelo de libertad y se inicia un periodo marcado por la autonomía de gestión conservada hasta la actualidad; celebrando cada 11 de noviembre el acto de valentía del pueblo al cual pertenecemos y que permitió el establecimiento de nuestra soberanía ciudadana y de todas las libertades que hoy gozamos como sociedad; valentía que por cierto en la actualidad hay que reafirmarla ante los abusivos poderes que intentan imponer su voluntad.

Finalmente, podemos decir que en la actualidad ya no hay guerras, ni ningún tipo de “revoluciones” que se liberen empuñando las armas o aplicando las antiquísimas estrategias maquiavélicas de “divide y vencerás” o “el fin justifica los medios”; la verdadera LIBERTAD hoy se la consigue con el conocimiento, la educación y el coraje cívico de su gente, y las únicas batallas que aún tenemos que vencer son contra la pobreza, la deshonestidad, la irracionalidad y la corrupción.

S∴F∴U∴

Bibliografía

• Zúñiga Nepalí, (1968), Historia de la Independencia de Latacunga, 1ra Ed. Editorial Talleres gráficos nacionales, Quito, Ecuador.

• Barriga López Franklin, (1970), Monografía de la provincia de Cotopaxi, 1ra Ed. Editorial Primicias Montalvo, Ambato, Ecuador.

• Fabara Toscano Salvador, (1990), Tierra Mía, editorial Consejo Provincial de Cotopaxi, Latacunga, Ecuador.

• García Gonzáles Luis, (1978), Resumen de geografía, historia y cívica, 6ta ED. Editorial Voluntad, Quito, Ecuador.

• Alarcón Costa Cesar, (2010), Diccionario Biográfico Ecuatoriano, 1ra ED. Editorial Raíces, Quito, Ecuador.